#Debate IEBS: ¿Monopoliza Google la información y la opinión pública?

Puesto que Google es la principal fuente de información del mundo en el que vivimos actualmente, no es extraño que surjan distintas reflexiones acerca del poder que este gigante tecnológico tiene sobre la información que se transmite y que forma, al fin y al cabo, la opinión pública de la sociedad. Tenemos tanta predeterminación a usar Google para encontrar cualquier cosa, que no nos paramos a pensar si esta es realmente la mejor forma de gestionar la información en Internet y si existen otras alternativas. En el #debateIEBS de este mes vamos a analizar un poco el efecto de la “supremacia Google” y cómo, sin tal vez darnos cuenta, afecta a nuestra sociedad y a las opiniones y dinámicas que se dan en ella.

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El Agenda Setting, ¿ahora con Google?

La Agenda Setting es una famosa teoría que se enseña en la carrera de Periodismo, entre otras, y según la cual los medios de comunicación hacen una selección de los temas a tratar (crean una agenda) que acaba influyendo en la ‘agenda’ de los ciudadanos; es decir, se moldea la opinión pública a gusto de los medios. Ellos son los que deciden de qué se habla, qué es relevante y qué no lo es, qué opiniones tienen más voz y cuáles menos, etc.

El punto central de esta teoría es la capacidad de los medios de comunicación para graduar la importancia de la información que se va a difundir, dándole un orden de prioridad para obtener mayor audiencia, mayor impacto y una determinada conciencia sobre la noticia. Del mismo modo, deciden qué temas excluir de la agenda. ¿No os suena familiar? Pensad en el algoritmo de Google para seleccionar y posicionar información; también da un orden de prioridad, también filtra según el impacto y cuánto más se habla de algo, mejor se posiciona, excluyendo así los temas menos ‘famosos’ de la agenda.

Por otra parte, también alguien podría decir: no, no, Google escucha lo que la gente quiere buscar y les da una respuesta; por lo tanto, es la gente la que establece la Agenda Setting previamente. ¿Fue antes el huevo o la gallina? Si simplificamos esta respuesta corremos el riesgo de pecar de ingenuidad. Cierto es que el usuario hace una búsqueda, pero una vez hecha, los resultados dependen exclusivamente de la filtración de Google y, por estadísticas, el usuario encontrará la respuesta a su pregunta en los primeros 10 resultados en un 90% de las veces. ¿Favorece eso a que el usuario se cree una opinión informada y sustentada en distintos puntos de vista? ¿Y si los primeros 10 resultados son prácticamente iguales? El usuario creerá que esa debe de ser la respuesta “porque todo el mundo dice y opina lo mismo”; ¿lo hacen?

No cabe la menor duda en el hecho de que Internet y la digitalización han cambiado el modo en que consumimos la información, pero cabe preguntarnos y analizar si hemos cambiado también la información que consumimos o seguimos anclados en el mismo sistema de siempre. ¿Es Google distinto a un medios de comunicación? ¿Nos gusta el sistema de filtro que usa porque es justo o porque nos dice lo que queremos oir? ¿Qué alternativas habría a Google? ¡Abrimos debate!

Cómo gestiona y suministra Google la información

Google tiene la ventaja de poder escudarse en el discurso de que ellos no crean la información, solo la gestionan y le dan un sitio donde ser encontrada. ¿Lo convierte eso en un agente externo del sistema de consumo de esta información? Para nada. Como elemento clave para la gestión y difusión de prácticamente todo lo que consumimos hoy en día, Google ha de someterse a análisis para saber si realmente es el mejor sistema posible.

Como muchos ya sabréis, Google usa algoritmos para estudiar los contenidos de Internet y crear su sistema de filtraje y posicionamiento de resultados. ¿Qué factores tiene en cuenta a la hora de hacerlo? Para el buscador hay tres factores básicos a los que dar respuesta; las necesidades de los usuarios que buscan, las necesidades de los usuarios que quieren posicionar y las necesidades de promoción de sus anunciantes. Como en todo medio de información o difusión, Google no escapa a sus compromisos con la publicidad; al fin y al cabo de algo hay que vivir. Por lo tanto, cabe esperar que el ciudadano que busca respuestas en Internet no sea la única prioridad del buscador y que en los resultados de búsqueda se filtren otras necesidades que tengan que ver con la promoción de intereses privados de empresas que pagan sus anuncios en la red.

Así pues, en una búsqueda de un usuario sobre, por ejemplo, sobre la corrupción del Partido Popular, los resultados se adaptarán semánticamente a los contenidos que respondan a las tres necesidades comentadas anteriormente, con lo cual aparecerá algo así:

En lo alto de la lista aparece un anuncio de una página en la que Baltazar Garzón habla de lo bochornoso que le parece “ver como los que desprecian mayorías ciudadanas intentan mantener el poder”. Independientemente de la opinión de cada uno, en este caso la realidad es que hay una opinión personal y política que aparece la primera porque ha pagado por ello.

Seguidamente se suceden otros resultados de medios de comunicación, más y menos grandes, así como la propia página del Partido Popular. Estos resultados son fruto, en gran parte, de lo que Google considera relevante para el usuario que busca: ¿está la palabra clave en el título? ¿el texto cuenta con información relevante (es decir, con muchos enlaces y un cluster de palabras clave) y de calidad (es decir, larga) sobre el tema? Si sabes lo que el algoritmo de Google busca, sabes encontrar el modo de posicionar. De hecho, Google da unas directrices en su página con recomendaciones para posicionar tus contenidos. ¿Es justo o correcto? Es decir, si se sabe de antemano lo que se necesita decir o hacer para estar en lo más alto, todos dirán y harán lo mismo y se creará una Agenda Setting irremediablemente, solo por la esperanza de gustar al gran Google.

¿Controla Google, o es capaz de controlar, la opinión pública?

Buscando en el propio Google “control opinión pública de Google” uno de los primeros resultados te lleva a un artículo sobre un estudio realizado en EEUU durante las elecciones, en el que se valoraba si los resultados de búsqueda de Google podrían influir en la decisión de voto de los ciudadanos. La respuesta fue sí; alrededor de un 50% de los votantes indecisos cambió sus preferencias y, de los que ya se habían decidido, cambiaron de opinión hasta el 25%. Lo que no sabían los participantes del estudio es que los resultados habían sido amañados para llevar a cabo la prueba. En resumen, quedó probado que Google es una fuerza bastante poderosa a la hora de crear o modelar la opinión pública; los resultados a favor de un candidato impactan dramáticamente en la elección de voto. Cabe esperar, que lo mismo ocurre con muchos otros temas; desde políticos o económicos, hasta los estereotipos de cómo debemos vestir o comer.

¿Hay alternativa a Google? ¿La queremos?

Por muchos defectos que le podamos encontrar a Google, ¿aceptamos usarlo porque creemos que no hay nada mejor? En nuestras conciencias parece resistirse el pensamiento de que la información que aparece en el gran buscador depende en su mayoría de la capacidad de los propios usuarios de posicionarlo y, que por lo tanto, cualquiera es libre de llegar a poner su opinión o información en el mapa o en la agenda setting de la sociedad.

Vosotros qué creéis,

• ¿Es Google la mejor opción, en términos de variedad y justicia, para informarse y gestionar la información?
• ¿Creéis que se debería buscar otro sistema?
• ¿Os recuerda Google demasiado a los medios de comunicación convencionales y su poder para definir la opinión pública?
• ¿Parece justo el sistema de filtración y posicionamiento de los algoritmos de Google?

¡Participad en el debate y contadnos lo que opináis sobre este tema! Recordad que podéis dejar vuestros comentarios en el post o en Twitter y Facebook con el hashtag #debateIEBS. Cuantas más opiniones más cosas en claro podemos sacar y realizaremos un post para reunir lo más interesante del debate y las conclusiones a las que se han llegado 🙂