La semana pasada Apple celebraba su 40 cumpleaños. ¿Qué ha sido de esta gran empresa en 40 años? Para empezar, ha revolucionado el mundo tecnológico y, por si eso fuera poco, también ha amasado una fortuna de miles de millones en beneficios. Hoy vamos a desvelar algunas cosas que podemos aprender de la vida de la manzana más famosa del mundo y extraer las lecciones de la historia de Apple que nos pueden servir para inspirar y elaborar otros proyectos.
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El camino de Apple Computer Inc. comenzó en una oficina de Santa Clara cuando el 1 de abril de 1976 Steve Jobs, Steve Wozniak y Ronald Wayne se reunieron para registrar la marca. Dos semanas después, Wayne decidiría abandonar el barco y vender su parte de la “empresa” por 800 dólares a sus compañeros. Buena decisión Wayne…
Todo surge de la innovación
Apple siempre se ha rodeado de un aura de innovación que acompaña a la empresa desde sus inicios: ordenadores de colores, los dispositivos más pequeños, más delgados y más ligeros, software intuitivos y con interfaces bonitas… el diseño ha sido el foco de la innovación de la manzana.
Décadas después de la creación de Apple se lanzó la campaña “Think Different” con la intención de revelar el espíritu que hasta sus últimos años Steve Jobs quiso promover:
“Esto es un homenaje a los locos, los inadaptados, los rebeldes, los que buscan problemas (…) los que ven las cosas diferentes. No siguen normas ni respetan el statu quo. Puedes no estar de acuerdo con ellos, glorificarlos o villanizarlos (…), pero lo único que no puedes hacer es ignorarlos, porque ellos cambiaron las cosas, forzaron a la raza humana a avanzar. Dónde algunos ven a locos, nosotros vemos a genios. Las personas que están lo suficientemente locas como para pensar que pueden cambiar el mundo son quienes lo cambian”.
La innovación de Apple dificultaba a la vez su lucha por ganar a la competencia: mientras sus competidores apostaban por materiales más baratos y grandes, Apple ha optado siempre por encarecer el producto y no descuidar su imagen.
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Quiero saber másUn producto bueno y único: clave para conseguir la financiación y los beneficios
Cuando Wozniak y Jobs empezaron lo primero que vendieron fueron en realidad unos gadgets llamados Bluebox que servían para conectarse a un teléfono y hacer llamadas saltándose las primitivas comprobaciones de las redes de telefonía de aquella época. Sin embargo, Wozniak tenía una idea nueva; quería diseñar en papel un lenguaje de programación que pudiera usarse en procesadores más baratos y más rápidos. Steve Jobs le convenció para fabricar ellos mismos el diseño y venderlo. Jobs se acercó a una tienda local y consiguió que el dueño le comprase 50 unidades del que sería el Apple I. En una época en la que los datos se veían siempre en papel, introducir la posibilidad de verlos en una pantalla era un gran valor añadido. El dinero conseguido con Apple I no era suficiente para financiar el proyecto de Apple II, así que se fueron en busca de financiación bancaria. No consiguieron nada. Finalmente Jobs conoció a Mike Markkula, un ingeniero que con solo 32 años se había retirado tras conseguir millones de dólares invirtiendo en acciones de Intel y Fairchild. Markkula decidió invertir en Apple a cambio del 33% de la compañía. En poco más de un año Apple II ya salía al mercado y recaudaba hasta 180 millones de dólares.
Si Wozniak y Jobs hubieran decidido no invertir en fabricar el prototipo de Apple I, y en vez de eso hubieran vendido el diseño del código, Markkula no hubiera invertido en Apple II. El diseño habría acabado en manos de otros que tal vez no lo hubieran desarrollado con la misma idea con la que lo hicieron Jobs y Wozniak, quienes tenían claro cómo debía ser en sus cabezas. Aún así, conseguir ventas por valor de 180 millones en un año es síntoma de que un producto es en sí mismo una revolución. Si la materia prima vale la pena, la financiación y el éxito vienen mucho más rodados. El mejor ejemplo llega con el Apple III, el cual se lanzó al mercado con varios fallos técnicos internos que lo hizo un fracaso de ventas comparado con su antecesor.
No siempre hay que inventar para triunfar
Aunque los inicios de Apple consistieron en inventar productos nuevos, a lo largo de su historia no siempre es eso lo que ha hecho la compañía. Ser el primero no es siempre lo importante, lo que te hará triunfar es convertirte en el mejor. El iPod no dejaba de ser un mp3 player, algo que ya existía pero cuyo concepto fue materializado en un producto mucho más apetecible para el consumidor de la mano de Apple. Al mundo hay que explicarle los cambios, no estamos preparados tal vez para asumir todo lo nuevo. Si nunca hemos visto un reproductor de mp3, no sabemos lo que es ni cómo funciona, lo último que queremos es que nos den un aparato difícil de usar, con botones poco intuitivos y un aspecto extraño. Apple ha destacado sobre sus competidores porque ha sabido adaptar la innovación y el diseño para proporcionar tecnología que cualquiera sabría usar. Sus productos, en sí mismos, no dejan de ser parte de la campaña de marketing que busca ser accesible, fácil y llamativa.
Tener a un enemigo “mola”
Coca Cola vs Pepsi, Colacao vs Nesquik y Apple vs Windows. Tener un competidor grande al que hacer frente no tiene porque ser algo negativo. Apple nos ha enseñado que, de hecho, se le puede sacar mucho provecho. Dejar claro que hay un “enemigo” sirve para que la gente elija un bando y se conviertan en seguidor y promotor de tu marca. Los psicólogos sociales, Gabriel Tarde y Gustave Le Bon, definieron la mentalidad de las masas como algo que ocurre cuando se establece una conciencia colectiva a través de la influencia; cuando personas son presionadas por grupos a adoptar ciertos comportamientos, seguir modas o comprar productos. Los consumidores se sienten mejor cuando tienen un sentimiento de pertenencia.
Tras 40 años de historia Apple sigue siendo una de las empresas más importantes del mundo. Su último lanzamiento, el Apple Watch, se creía que iba a ser un fracaso, pero ya lleva entre 12 millones de unidades vendidas en los 3 primeros meses de vida en el mercado. La perseverancia es otra de las lecciones que nos llevamos de la historia de la compañía.
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