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La pirámide de Cesvet: cómo saber quién soy en las RRSS

Tiempo de lectura: 6 min
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Las redes sociales se han convertido en un lugar donde desarrollar nuestra vida tal cual hacemos en «la real». Este escenario 2.0 no es más que una extensión de nuestro ser y como tal muestra nuestra personalidad tal como podría hacerlo frente al público en otras circunstancias como tomar café o interactuando en una parada de autobús.

Esto se debe a que la difusa línea que separaba el mundo digital del mundo real ha acabado por romperse: ya apenas separamos la imagen que proyectamos en un universo del otro, llegando al punto que en ocasiones decimos más de nosotros en las redes que en el día a día.

Esta situación de «desdoblamiento de personalidad» produce tres cuestiones cuyas respuestas repercuten en nuestra marca personal:

  • Quién soy
  • Quién digo que soy
  • Quién dice la gente que soy

Una personalidad «a medida»

Referirnos a nosotros mismos como «marca» no es algo aleatorio. El marketing, seamos conscientes o no, ha acabado por invadirlo todo, y las redes sociales son su mejor instrumento a día de hoy. Un buen ejemplo de ello es cómo algo tan natural como nuestra nacionalidad, ha acabado por denominarse «marca país». Ya no hablamos de España como un terriotorio, sino de Marca España, y todo lo que en ella se desarrolla (política, gastronomía, turismo, educación etc.) se proyecta al exterior y afecta positiva o negativamente en nuestra economía.

Es por ello por lo que no debemos obviar ni un aspecto que afecte a nuestra «marca personal», y por esta razón debemos tener herramientas que nos ayuden a medir y controlar cómo nos estamos proyectando al exterior. Aquí es donde Bertrand Cesvet con una simple representación piramidal nos dibuja nuestro perfil psicológico ante los demás.
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Tal como vemos en la imagen, cada vértice supone una visión de nuestra persona, y cuanto más equilibrada sea nuestras tres percepciones, más naturales nos mostraremos y menos nos costará que repercutan nuestras acciones a distintos campos (profesional, social, familar etc.).

¿Cómo alcanzar el equilibrio?

Al nivel del quién eres no es más que procurar adquirir cuanto más valores positivos mejor y estos se verán proyectados en el resto de perfiles, pero como esto es un tema más de psicología y superación personal que conviene trabajar de forma individual, nos centraremos en los otros dos perfiles que son más propios del marketing: quién digo que soy y quién dicen que soy, o lo que es lo mismo: qué imagen quiero proyectar y qué imagen captan de mi.

Estos dos perfiles conforman lo que conocemos como reputación, y que se puede medir y controlar en redes sociales mediante los siguientes factores:

  • La Influencia: ¿Soy capaz de movilizar a las masas? Cuando escribo un post nuevo… ¿De inmediato y de forma natural, sin realizar más llamamientos, adquiero «Me gustas», comentarios y comparticiones?
  • Popularidad: este factor es a la vez el más sencillo de medir pero el menos fiable, ya que hay mucha cuenta que muestra inactividad entre estos contadores. ¿Cuántos entran en mi perfil de las redes sociales? ¿Cuántos seguidores tengo?
  • Conversación: este factor es de los más interesantes a trabajar a la hora de conformar nuestra reputación online en las Redes Sociales. Si bien está que tengamos un número considerable de comentarios, mejor está que estos vengan de una comunidad «fiel». Para que os hagáis una idea, es más valorable tener tres comentarios de tres seguidores activos, que el doble o el triple de usuarios que se asoman por primera vez a nuestra página o que no son «fijos». Los activos nos ayudan no sólo a dinamizar, sino que conocen a la perfección todos nuestros mensajes y cada vez que emitamos uno, lo asimilarán enseguida.
  • Alcance: Consiste en medir hasta dónde puede llegar el mensaje, y va de la mano de los Retweets de un mensaje, hasta la cantidad de veces que se crea un enlace o comentario a la página web. En este caso, es interesante analizar no sólo el origen de los visitantes o seguidores, igualmente, es importante medir el nivel de resonancia de quienes nos han retwiteado (no es lo mismo que lo haga una persona con 30 mil seguidores a uno con 15 seguidores), o de las páginas que nos han enlazado (con nuestro link).

En definitiva… ¿Cómo trabajar mi reputación en las redes sociales?

Siendo honestos con nuestra imagen personal (vértice quién soy) y siendo analíticos con los cuatro factores anteriormente vistos, procurando que cada acción acerque a los tres vértices de la Piramide de Cesvet:

Si no soy capaz de movilizar de forma natural a las masas, al igual me estoy confundiendo de público o cómo me estoy refiriendo a ellos, por lo que no llegaré a ser popular, ni generaré conversaciones en torno a lo que digo y ni mucho menos repercusión. En cambio, si cambio de público o de discurso (uso del humor, de la literatura, de los ejemplos etc. según proceda en el entorno en el que me estoy moviendo) enfocándolo correctamente con una estrategia apropiada, puedo conseguir que paso a paso resulte ser influyente y caigan las restantes piezas del dominó por sí solas (generar conversación, popularidad y alcance).

Es clave siempre tener presente que nada de esto se consigue de la noche a la mañana, si no en la constancia.

En conclusión, trabajando la manera de acercar los tres vértices de la Piramide, las acciones que beneficien a nuestra personalidad y a nuestra reputación digital se verán “arrastradas” de un punto a otro; del quién soy al quién dicen que soy de forma natural.
Si soy un profesional del marketing y empático (quién soy), y trabajo ambos perfiles, no costará que cuando realice un post sobre un producto, aunque lo que quiera es vender (quién digo que soy), este se proyecte como una simpática recomendación hacia la compra (quién dicen que soy).

Cada vez es más evidente que los usuarios nos estamos convirtiendo en algo más que usuarios, somos representantes de nuestra propia marca, de la misma manera que un Community Manager representa a la empresa o el cliente, pero con nosotros mismos. Las estrategias, los consejos y las maneras de actuar se aplican por igual en ambos casos y los objetivos y los resultados son, en la mayoría de ocasiones, los mismos. Si esto te motiva ¿Por qué no convertirlo tu profesión?

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Txema Sanchez

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