Juan Luis de los Ríos Sánchez 
El pasado 15 de Julio de 2014, el Presidente de Inditex, el Sr.Pablo Isla, anunció ante la Junta de Accionistas del Grupo Inditex un proyecto de despliegue de identificación de producto mediante la tecnología RFID.
Para todos aquellos no iniciados en el tema tal vez las siglas RFID (Radio Frequency Identification Devices) no le digan nada, pero seguro que han visto cientos de veces las etiquetas RFID asociadas a productos tales como CDs musicales, DVDs, y una larga lista de productos de consumo:
Las etiquetas RFID son etiquetas planas que en esencia contienen un microchip con información y están rodeadas por una antena impresa en cobre o en tintas conductivas. El propósito de la identificación RFID es poder interrogar al chip mediante ondas de radio y extraer información sobre la identidad del objeto portador, usualmente un producto. Así, si grabamos en su interior el código del producto, su fecha de fabricación, su fecha de caducidad, o cualquier otra información que quepa dentro de los límites de su capacidad de almacenaje, puede leerse toda esa información utilizando unos lectores y un software ad hoc.
Particularmente, me alegro mucho de que Inditex haya decidido volcarse en la aplicación intensiva de RFID, ya que su logística es modélica en muchos aspectos, y este será uno más, llamado a ser probablemente el más relevante para las próximas décadas. Como pronunció Pablo Isla, “la implantación de esta tecnología de última generación es el cambio más importante en la operativa de las tiendas del Grupo Inditex hasta el momento”.
Pero, ¿por qué esto es así?¿Cuál es lo remarcable en torno a la noticia de Inditex?
Todos hemos visto, en mayor o menor medida, etiquetas RFID aplicadas a multitud de productos. Puedes encontrarlas por docenas en cualquier supermercado cualquier día que vayas a hacer la compra. Sin embargo, el uso que se les está dando actualmente y en la mayor parte de casos es muy limitado, casi insultante para su potencia real, ya que se están usando como simples dispositivos antirobo que son detectados por las antenas instaladas en los puestos de cobro o a la salida del comercio si no son previamente inutilizadas al pagar. En caja, en realidad, lo que se les hace es fundir el fusible que contienen mediante la aplicación de un potente campo electromagnético, de modo que las antenas ya no las detecten.
En realidad lo que Inditex y otras empresas punteras pretenden es poder grabar en el chip y poder recuperar mediante ondas de radio la información de cada producto y de cada unidad. Esto supone una auténtica revolución en comparación con el maduro código de barras. Un código de barras identifica a un producto comercial, pero en ningún caso identifica a una unidad concreta de ese producto. RFID busca el sueño de poder identificar y trazar una unidad concreta de cualquier artículo, como si de su documento de identidad personal se tratase.
El hecho de que la lectura (e incluso la grabación, para cierto tipo de etiquetas) pueda realizarse mediante ondas de radio implica que ya no hará falta línea directa de visión hacia la etiqueta, justo al contrario que en el caso del código de barras, de modo que cientos de artículos podrán ser leídos al mismo tiempo. Las ondas de radio son capaces de atravesar los principales materiales logísticos, como madera, cartón y plástico, de modo que RFID permite leer el contenido en milisegundos de cajas y palets completos sin necesidad de abrirlos y exponer su contenido. La posibilidad de fallo de lectura es, sobre el papel, nula.
Bien es cierto que aún persisten algunos hándicaps técnicos para la lectura de las etiquetas, ya que las ondas de radio son susceptibles de sufrir apantallamiento a la hora de leer envases metálicos o difracción en caso de lecturas aplicadas sobre envases de líquidos. En estos casos, las lecturas resultantes podrían no ser fiables y perder la lectura de alguno de los ítems. Sin embargo, estos condicionantes no se dan en la mayor parte de los productos de Inditex, de modo que el grupo tiene un punto a su favor para poder triunfar en su propósito.
RFID cambiará algún día nuestras vidas. De momento, cambiará seguro la logística de Inditex, ya que permitirá a la empresa conocer con total seguridad el volumen y situación de los stocks de que dispone a lo largo de toda su Cadena de Suministro, incluyendo las tiendas, y esta es la mejor receta para poder gobernar su flujo con total precisión y para poder reducir aún más los stocks globales en un sistema logístico que ya es, en la actualidad, un gran referente en ese aspecto con sus poco más de 30 días globales de stock…
Sin embargo, no todo es viento a favor. RFID requiere microchips, y los microchips consumen silicio, uno de los materiales más abundantes en la naturaleza y que sin embargo no se encuentra en estado libre. La síntesis del silicio no sólo es cara, sino que además RFID tiene que competir por este material con grandes industrias competidoras como son la de la electrónica o la solar fotovoltaica. Todo ello hace que cada etiqueta RFID tenga un coste aún prohibitivo para ciertos productos de escaso valor añadido…
Sin embargo, toda revolución tecnológica comienza siempre gracias a algunos pioneros, e Inditex viene a sumarse de este modo a empresas líderes como Walmart. Es necesario que RFID como tecnología acumule suficiente economía de escala, porque una vez desborde cierta masa crítica la reducción del coste de la etiqueta vendrá como consecuencia, y el sistema se popularizará y se acelerará. Para ello, se hace inestimable la contribución de grandes actores como los mencionados, y no sólo por su capacidad de liderazgo, sino también por la gran dimensión de sus operaciones. De modo que podemos alegrarnos de que Inditex se una al club RFID, y podemos estar seguros, en atención a su brillante logística y a sus resultados históricos, de que lo conseguirán implantar.
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