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Las terribles consecuencias de aplicar mal la gamificación

Tiempo de lectura: 6 min
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¿Qué tienen en común el trabajo de Community Manager, el trabajo de diseñador gráfico o creativo? Pues que son trabajos que todo el mundo cree que puede hacer sin ningún tipo de preparación previa, o que son esos trabajos que los jefes encargan a sus sobrinos polivalentes con mucho talento. Y ahora que la gamificación empieza a hacerse un hueco en tantos ámbitos de nuestra sociedad el rol de gamificador empieza a acercarse peligrosamente a ese grupo de trabajos en los que escuchar “pero eso lo puedo hacer yo también” es lo habitual. Como os podréis imaginar, pensar esto es un gigantesco error y puede tener unas catastróficas consecuencias. ¡Veámoslas!

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Principales consecuencias de aplicar mal la gamificación


Puedes acabar desmotivando a los jugadores

Tenemos que tener en cuenta que muchos elementos típicos de la gamificación como los rankings o los puntos son verdaderas armas de doble filo e implementarlos sin el debido conocimiento puede acabar teniendo un resultado desastroso.

Un juego es divertido mientras sea justo y mientras todos los jugadores tengan la sensación de que tienen posibilidades de ganar. Para lograr esto se llegan a imponer una gran cantidad de reglas que consigan balancear el juego lo máximo posible y que a lo largo de toda la partida o de todo un juego nada sea demasiado difícil o demasiado fácil para determinados jugadores. Por ejemplo, siguiendo con el caso de los rankings, si un jugador se da cuenta de que los primeros puestos son inalcanzables, o si directamente es imposible subir un puesto más en ese ranking porque la diferencia de puntos con el siguiente jugador es exagerada, este jugador se va a desmotivar. Incluso si los propios jugadores que están en las primeras posiciones ven que es prácticamente imposible que alguien los alcance o los supere, van a confiarse y dejarán de dar lo mejor de ellos mismos, dejarán de perseguir la mejora continúa, y volverán a sus rutinas habituales. Únicamente retomarían la competición si ven amenazada su posición dominante (pero como hemos dicho, sería difícil de que ocurriera). Uno de los principales objetivos que perseguimos cuando insertamos la gamificación en procesos o ámbitos es motivar a los usuarios y con unos elementos de juego mal utilizados acabaremos logrando el caso contrario: desmotivarlos, y en ningún caso queremos que esto ocurra.

Si creamos un juego muy sencillo y de corta duración, el ejercicio de balancear un juego es fácil y solo con un poco de sentido común se puede lograr un juego bien balanceado. Pero la tarea se complica con juegos o sistemas más complejos. Por ejemplo, en el último caso en el que he trabajado, una herramienta de evaluación de desempeño gamificada, la tarea de balancear el juego ha supuesto muchas horas enfrente de decenas de tablas de excel comunicadas entre sí, y el mínimo cambio en una celda te podía desmontar todo el juego.

Puedes caer en un PBL más


¿Sabes lo que es un PBL? PBL son las siglas de “Points, Badges and Leaderboards”, lo que en castellano se traduciría como “Puntos, Medallas y Rankings”. Dentro de la gamificación se conoce como PBL un sistema gamificado muy básico y simple basado en estos tres elementos.

Cuando alguien que no tiene los conocimientos apropiados sobre gamificación se inventa un juego, lo primero que suele llegar a su cabeza son las siguientes reglas:

  1. Cada vez que un jugador realiza una acción o una tarea (generalmente una acción poco atractiva de por sí) este recibe una cantidad determinada de puntos.
  2. Estos puntos sirven para posicionar a los jugadores en un ranking
  3. Además existen logros en los que por alcanzar cantidades de puntos o repetir una acción determinadas veces recibes medallas.

¿Os suenan estas reglas? Seguro que sí, porque este sistema lo hemos visto cientos de veces.

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Tampoco nos engañemos, los PBL de por sí no son ni malos ni negativos, pero como dice Michael Wu, uno de los pioneros en el auge de la gamificación que estamos viviendo actualmente, un PBL no tiene un recorrido mucho mayor que un par de días y si buscamos un sistema que nos funcione a largo plazo vamos a necesitar reglas más complejas y propias de los juegos tradicionales. Como también dice Víctor Manrique, un buen diseño de juego es lo que va a diferenciar un buen sistema gamificado de un PBL más.

No puedes esperar que tus usuarios se sientan satisfechos y motivados a hacer lo mismo una, y otra, y otra vez durante meses. La gamificación persigue la mejora continua, superar retos, tomar decisiones… Un juego demasiado simple no va a suponer un reto a largo plazo.

Acabas desperdiciando recursos


Pongámonos en situación: has dedicado horas a crear un sistema gamificado, has tenido que comunicarlo a todos aquellos usuarios que pretendes que lo utilicen, has cambiado metodologías… y en el último momento te das cuenta de que ocurre algo de lo que hemos comentado en los puntos anteriores: usuarios desmotivados, usuarios aburridos… ¿Para qué ha servido todo el esfuerzo y todos los recursos que has dedicado?

¡Ojo! Experimentar está muy bien y seguro que habrás sacado algún aprendizaje (con un poco de suerte, quizá uno de esos aprendizajes es que se necesitan nociones previas para hacer este tipo de tareas), pero quizá hubieras aprovechado mejor esos recursos recibiendo formación sobre gamificación o contando con un profesional.

Se desprestigia la gamificación


Yo creo que esta es la peor consecuencia de todas. Lo peor de dejar la gamificación en manos de cualquiera es que en última instancia están fomentando el desprestigio de esta metodología. Los usuarios acaban pensando que la gamificación no funciona e internet se llena de opiniones negativas hacia la gamificación, cuando la gran parte de estas opiniones negativas están basadas en el desconocimiento. Gente que cree que la gamificación es aplicar puntitos, medallitas y rankings, y por lo tanto afirman (y con razón) que la gamificación no funciona porque no por aplicar estos puntitos, estas medallitas y estos rankings los usuarios se van a motivar. ¡Lo peor es que tienen razón! Obviamente no vas a lograr grandes resultados al aplicar estos tres elementos, pero no van a cambiar de opinión si no saben que la gamificación es muchísimo más que eso, si solo se quedan en la definición más superficial del término.

La gamificación es un sistema que puede hacernos más felices, que puede sacar lo mejor de nosotros mismos, que puede hacer que mejoremos tanto profesionalmente como personalmente. Así que por favor, no desprestigiamos algo que puede cambiar el mundo a mejor.

¿Estás pensando en aplicar la gamificación y quieres evitar estas consecuencias? ¿Por qué no le echas un vistazo a nuestro Master en Gamificación? Seguro que encuentras lo que andas buscando convirtiéndote en un experto en la gamificación y todas sus aplicaciones.

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Jaime Grau Ferrís https://www.jaimegrau.es

Experto en nuevos modelos de entretenimiento, nuevas tecnologías, innovación, gamificación y contenido de marca. Actualmente emprendiendo en el mundo de la gamificación y el diseño de juego. He trabajado con... Leer más

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